Con solo 22 años, la joven atleta oriunda de la ciudad de Temuco en la Región de la Araucanía, nos cuenta más sobre su vida, los obstáculos que ha tenido que superar y el gran desafío que significó ser la única mujer en presentarse en la primera batalla del Infinito en Villarrica.
Amaya Valderas en entrevista con Biomachinis nos comentó sobre sus momentos alegres y difíciles tanto en su vida personal como en la calistenia, los que han estado marcados por la perseverancia y la lucha por sus objetivos, además, de su participación en la Batalla del Infinito Villarrica como única mujer del evento.
A los 18 años, Amaya comenzó en esta disciplina del Street Workout, inspirada por su hermano, quien luego de una lesión en su hombro comenzó a practicar para fortalecerlo a través de videos de YouTube, afirmando: «Cuando vi de qué se trataba me llamó la atención porque tenía algunos elementos en común con la gimnasia artística que yo practicaba ,sin embargo, cuando vi el parque de barras ubicado acá en Temuco me terminé de encantar y decidí probar suerte en esta disciplina».
Su camino por la calistenia comenzó con variados y difíciles obstáculos sobre todo por ser una disciplina en la que se utiliza mucha fuerza y que es principalmente ejecutado por hombres, asegurando: «Me encontré con la fuerza como un gran obstáculo en la práctica de esta disciplina, partí de cero, no podía ni siquiera balancearme pero comencé a entrenar constantemente para superarlo».
Con mucho esfuerzo Amaya siguió entrenando para seguir creciendo como atleta, sin embargo, su joven carrera se vio interrumpida por dos años producto de un problema de salud: «Estaba muy motivada hasta que me diagnosticaron epilepsia y junto a eso se acumularon otras cosas en que la vida me decía que parara un rato», afirmó la atleta.
Pero, como las cosas en la vida son cíclicas, la estudiante de Pedagogía en Educación Física de la Universidad de la Frontera, se puso de pie, retomó la calistenia y «los dinámicos» su mayor fortaleza según lo que nos indicó en la entrevista.
La ex «Queen Monkey», revivió de las cenizas y tomó un nuevo apodo: «Queen Medusa», el que se debe a su atracción por las serpientes, por su agilidad y destreza, marcando su renacimiento y madurez tanto como deportista como persona. Con este seudónimo participó en la Winters Battle realizada en Los Ángeles en el mes de octubre, obteniendo un cupo invitacional al campeonato nacional ENDGAME 001. Cuando recibió el premio nos contó: «Me fui llorando en el bus de vuelta a mi casa de alegría, ya que a pesar de las adversidades me estaba reencontrando conmigo misma y con lo que tanto amo como atleta».
La historia de perseverancia de la atleta no se quedó ahí, ya que la fanática de la cultura asiática no había entendido en primera instancia que estaba clasificada para el ENDGAME 001. Sin embargo, decidió ir a competir a la Primera Batalla del Infinito para ponerse a prueba, consolidar su nueva etapa personal, lograr un cupo y motivar a más mujeres a ser partícipes de esta disciplina, enfatizando que: «Me gustaría ver más mujeres en la calistenia y específicamente en las batallas del infinito, ya que es inspirador porque así rompemos con el molde de que las mujeres somos débiles, logrando todo lo que nos proponemos».
Respecto a qué invitación le haría a las mujeres para que se inscriban en las Batallas del infinito respondió: «Invito a todas las mujeres a ser parte de esta gran instancia y que vayan con la mentalidad de poner a prueba tanto la mentalidad como la parte física, más que sólo por ganar el premio o pensar que no lo van a ganar, crean en ustedes mismas».
Si bien la calistenia es muy importante en la vida de Amaya, también tiene otros hobbies como por ejemplo: bailar, escuchar música y ver cine. También nos confiesa su amor por el chocolate, los nuggets de pollo y las papas fritas. No obstante, nos comentó que se cuida mucho en la alimentación afirmando: «Tengo una dieta muy estricta porque no fui beneficiada por la genética y si me salgo de ella me repercute en el peso lo que es un retroceso para mis avances en la calistenia, sin embargo, igual me puedo desordenar una vez a la semana», ríe.
Finalmente, Amaya Valderas nos cuenta que se siente llamada a la misión de: «ayudar y potenciar a otras mujeres para iniciarse en la Calistenia, disciplina que ha aumentado su práctica en nuestro país producto de la pandemia y el confinamiento».